Una especie en peligro de reflexión
- Quim Gómez
- hace 6 días
- 3 Min. de lectura
Actualizado: hace 5 días
Se acerca el verano, y esa especie tan peculiar como resistente, el entrenador de baloncesto, empieza a moverse. Agotado pero inquieto. Instintivo. Hay quien lo compara con un animal migratorio, otros con un depredador: tras meses de temporada, no se queda quieto. Busca.
Algunos buscan sombra. Desconectan, descansan, huyen del ruido para no explotar. Otros, en cambio, se activan todavía más. Participan u organizan campus y/o tecnifican, cierran la temporada administrativamente si son coordinadores o directores... Cada uno con su manera de “recargar”.
Pero, sea cual sea el rumbo, todos acaban llegando al mismo sitio. A la misma fuente.

Una fuente que no hidrata el cuerpo, sino la mente: la del conocimiento.
Está por todas partes. En libros, clínics de YouTube, reels de Instagram, seminarios online, artículos, podcasts (sé que te falta algún episodio de El Alma del Juego ¡espabila!). La fuente, que tendía a estar escondida en recónditos lugares, en el año 2025 se encuentra más accesible que nunca. Y, sin embargo, ese no es el verdadero desafío.
Porque el problema ya no es cuánto sabes. Es qué haces con lo que sabes.
La mayoría cree que aprender es acumular conocimiento. Guardar sets, copiar ejercicios, anotar frases brillantes. Pero el conocimiento no sirve de nada si no lo traduces a tu realidad. A tu equipo. A tus jugadores. A sus carencias, su nivel, su competición, su cultura.
En 2025, tener información no es ningún mérito, si no, todo el mundo sería buen entrenador. Está a un solo clic. El mérito es saber separar lo útil de lo estético. El reto es transformar lo que ves en YouTube en una rutina que tenga sentido con tu equipo de minibasket, cadete de competición o senior femenino.
Y ahí, muchos fallamos.
¿De qué te sirve aprender una 1-3-1 de Euroliga si no sabes qué hábitos defensivos debes trabajar antes para no convertir tu defensa en un coladero?¿De qué sirve copiar un ejercicio de un personal trainer/instagramer/influencer si tus jugadores no dominan ni los ángulos de pase?¿Para qué quieres 200 sets si no sabes enseñar a leer qué decisiones pueden tomar tus jugadores en una determinada situación?
El entrenador que solo consume, no evoluciona. Se cree activo, pero está pasivo. Se cree inquieto, pero se esconde tras la pirotecnia de lo nuevo. Porque consumir sin transformar es como comer sin digerir: te infla, pero no te nutre.
La verdadera maestría está en el filtro. En la adaptación. En tener el olfato para detectar lo que de verdad necesita tu equipo, en este momento, en este contexto. Y eso no se entrena en YouTube. Se entrena con pensamiento crítico, con conversación, con pausa. Escuchando más a tus jugadores que a tu ego y a tu sed de conocimiento desenfrenado...
¿Veo ese clínic de Euroliga de 1-3-1 y creo que me puede servir para mi realidad? Perfecto, comienza a desglosar qué hábitos y fundamentos necesitas, cómo vas a convertir las normas y hábitos requeridos en ejercicios y rutinas, cómo lo vas a planificar en el tiempo, qué tipo de ataque y juegos reducidos vas a usar, en qué momento de la temporada lo vas a introducir...
Así que sí, el conocimiento importa. Pero mucho más importante es lo que haces con él
Cómo lo conviertes en decisiones. En hábitos. En baloncesto real.
Porque el buen entrenador no es el que más sabe. Es el que más impacto tiene.Y ese impacto no lo da el contenido. Lo das tú.
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