top of page

La famosa -y perseguida- transferencia

El otro día, en un grupo de entrenadores, surgió una de esas discusiones que valen oro. Alguien compartió un ejercicio de esos algo añejos, de los que los más veteranos probablemente han sufrido en sus propias carnes o han hecho sufrir a sus jugadores. Y no, no era una rueda de entradas.

El ejercicio en cuestión aparecía en una película que —si no la has visto, te lo digo ya— es obligatoria: Pistol: The Birth of a Legend. Está entera en YouTube, y se pueden activar los subtítulos traducidos al español (muy bien conseguidos, por cierto), aunque creo que en España solo se tradujo al catalán. En una escena, un joven Pete Maravich —bueno, el actor que lo interpreta— está tumbado en la cama, con el balón en las manos, repitiendo mecánicamente su técnica de tiro:"Fingerprint control, backspin, follow through".Yo la memoricé como una letanía en catalán: "controlar amb la punta dels dits, rodar i continuar".

Un ritual nocturno con balón en mano para generar hábitos. Hasta ahí, todo romántico. Pero claro, en el debate surgió la duda:¿Este ejercicio tiene algún sentido desde el punto de vista técnico?¿No es un error enseñar un gesto con una biomecánica totalmente distinta a la del tiro real?

Y ahí es donde quiero parar el carro un momento.

Porque sí, es cierto: tumbado en la cama no se reproduce ni el ángulo ni la coordinación del tiro real. No hay extensión de piernas, no hay orientación espacial, no hay oposición ni toma de decisión. Pero también es cierto que el balón rueda, que hay una conciencia del toque con las yemas, y que el gesto del follow through se interioriza.

Entonces… ¿es realmente una tarea "nociva"? ¿O es que tenemos la vara de medir ligeramente desajustada?

Nos encanta hablar de transferencia al juego. Lo repetimos como un mantra:“¿Pero esto transfiere?”“¿Esto sirve en el juego real?”“¿Esto lo va a hacer en partido?”

Y yo pregunto:¿De verdad creemos que TODO lo que entrenamos va a verse de forma inmediata en un partido?


No todo gesto tiene que parecerse al juego para tener valor

Lo importante aquí no es que el gesto tumbado en la cama sea igual que lanzar a canasta. Lo importante es qué hábito estás creando:

  • ¿Desarrolla sensibilidad con el balón?

  • ¿Refuerza una terminación adecuada?

  • ¿Activa una conciencia corporal útil para el jugador?

Eso es lo que hay que preguntarse.

Igual que rodear un cono puede reforzar un cambio de dirección con buena postura, aunque no haya ninguna relación directa con una rotación defensiva real. Es un mecanismo. Una herramienta. Un medio, no un fin.

El problema no es el ejercicio. El problema es cuando no sabes para qué sirve lo que estás haciendo. O cuando esperas que todo sea “jugable” al día siguiente.


Conclusión: desmenuzar, no demonizar

No se trata de justificar cualquier cosa bajo el paraguas del “todo suma”. Pero tampoco de tirar por tierra ejercicios que, aunque no sean perfectos, cumplen con una función específica.

Nuestro trabajo como entrenadores no es juzgar un ejercicio por si se parece o no a un partido. Es desmenuzarlo. Entender qué microgestos, qué hábitos o qué activaciones puede generar.

Porque el jugador no va a mejorar solo por repetir. Va a mejorar si sabe lo que está haciendo. Y nosotros también.

Comentarios


SOUL BASKETBALL

©2025 by SOULBASKETBALL

  • Instagram
  • Facebook
  • Twitter
bottom of page